“La mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo se encuentra en su muerte por [la humanidad entera]. Si dar la vida por los amigos es la demostración más grande de amor (cf. Juan 15,13), Jesús ha ofrecido la suya por todos, también por los que eran sus enemigos, para transformar los corazones” (Lumen Fidei, Carta Encíclica del Papa Francisco, 16).
En las comunidades hispanas, el Vía Crucis es una de las prácticas cuaresmales más queridas. El presbítero Carmelo Erdozáin preparó una obra con textos adaptados para reflejar la sociedad actual y con música de fondo para facilitar la meditación y contemplación del misterio de la Cruz. El disco contiene las 14 estaciones; a continuación presentamos este interesante blog con una reflexión originalmente publicada en una edición pasada de Liturgia y Canción, la revista trimestral que ofrece múltiples herramientas, artículos y reflexiones para apoyar a los ministros que preparan liturgias bilingües o en español.
Oración y contemplación ante la Pasión de Nuestro Señor Jesús
Vía Crucis
Vamos a estar a tu lado, Señor Jesús, recordando algunos momentos de aquella pasión, que sufriste por nosotros.
Tú nos habías dicho que: Si alguno quiere venir detrás de mí, que tome su cruz cada día y me siga. Queremos ser tus discípulos y estar contigo, recordando lo mucho que has hecho por nosotros. Ayúdanos a imitar tus gestos y recordar tus palabras.
Así, podremos amarte más a ti y a nuestros hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
1ª. Estación: Jesús Condenado a Muerte
Música de fondo: O Domine (Palestrina)
Reflexión
En la primera estación, vemos cómo Jesús es condenado a muerte.
Jesús todavía no llevaba sobre su cabeza la corona de espinas. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente que había dicho: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados le golpearon, le escupieron y terminada la burla, sacaron a Jesús para crucificarlo.
Cuando Jesús es condenado, está solo, sin nadie que lo defienda. Ha gastado su vida ayudando a la gente, curando enfermos, anunciando la Buena Nueva; proclamando su reino de justicia y paz, de amor y de gracia. Y ahora le condenan injustamente. Pilatos se ha lavado las manos.
Oración
Cuántas injusticias consentimos, y a veces, nos lavamos las manos… Perdón, Señor, por nuestra insolidaridad y nuestros silencios. Perdón por nuestro egoísmo y nuestros miedos. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo.
3ª. Estación: Jesús cae por primera vez
Música de fondo: Kyrie Eleison (Erdozáin)
Reflexión
Según la tradición de la Iglesia, Jesús cayó varias veces en el camino que lleva al Calvario.
Él nos había dicho que su yugo es suave y su carga ligera, pero cayó. Como nos dice Isaías: “Triturado por nuestros crímenes sufrió con su bondad a cuestas”.
“Venid a mí”, nos había dicho, “venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”… pero en el camino hacia el patíbulo se hundió… y el peso de la cruz multiplicaba el dolor de sus heridas.
Oración
Señor Jesús, queremos levantar tu cruz. No queremos verte por los suelos.
No nos gusta que nadie viva o duerma sin un techo donde cobijarse, donde reclinar su cabeza. Enséñanos a vivir abriendo nuestras puertas a los emigrantes. Dinos cómo dar posada a los mendigos, cómo levantar a los que han caído en la droga; a los que están atrapados por el alcohol, el pansexualismo o dependientes del juego.
Abre los ojos a aquellos ricos que lo único que tienen es dinero. Ayuda a los que han subido tan alto tan alto, que no saben agacharse hacia los que han caído por los caminos de la vida.
12a. Estación: Jesús Muere en la Cruz
Música de fondo: Salmo en la cruz (Erdozáin)
En el lugar llamado Calvario, crucificaron a Jesús y a los dos malhechores: uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”. San Mateo nos describe ese momento y nos dice: “desde la hora sexta, hubo oscuridad, hasta la hora de nona”. En esos instantes, Jesús exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”? San Lucas nos recuerda que, uno de los malhechores, volviéndose hacia Jesús, le dijo: “Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”. Jesús le respondió: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
El velo del templo se rasgó por medio, y Jesús, dando una fuerte voz dijo: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”. Y en ese momento, Jesús murió.
El Centurión, al ver que había fallecido de esa manera, dijo: “Verdaderamente, este hombre era el Hijo de Dios”.
Reflexión
Según los expertos, una de las frases más importantes de la Biblia es aquella que dice: tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo.
El sufrimiento de Jesús es una respuesta al enigma del dolor que hay en el mundo. Jesús no quiso prescindir de este cáliz de amargura y su luz de sangre nos ilumina el misterio del sufrimiento. Cuando nos venga el dolor, tratemos de darle un sentido, no huyamos de una obligación o trabajo doloroso.
Oración
Oh Señor, cuando veo tu cruz, cuando te contemplo clavado de pies y manos, quisiera experimentar tu poder, tu fuerza, tu estilo de sufrimiento. Que tu cruz sea un bálsamo en mis dolores, que tu cruz sea una fuente de vida, como el grano enterrado que da fruto abundante. Que veamos también tu cruz en aquellos que sufren y están atados a situaciones de esclavitud y miseria.
Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Visite: Vía Crucis, Textos y Reflexiones sobre la Pasión
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