“Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”.
— Mateo 28,18–20
¿Qué es un discípulo?
Un discípulo es lo que podríamos llamar “un seguidor”, alguien que sigue la vida y enseñanza de otra persona. En este caso, un discípulo cristiano también acepta su llamado a predicar y difundir las buenas nuevas de Jesucristo.
Un discípulo decide responder al llamado de Dios y busca deliberadamente conocer más de cerca lo que Dios dice. Con el fuego de esta motivación, crece en el Señor Jesucristo y es motivado por el Espíritu Santo.
¿A qué se enfrentan los discípulos y qué ganan?
Como seguidores de toda doctrina, los discípulos se enfrentarán a presiones y pruebas diversas. Además, ellos mismos se someten a una constante examinación de sus pensamientos, actitudes y palabras, dejándose guiar por la Palabra de Dios. Asimismo, los discípulos deben tener autodisciplina y pasión por su labor, ya que a menudo, sus creencias los separarán de los estándares del mundo.
Sin embargo, por medio de la oración constante y con un cambio de vida radical y conversión del corazón, los discípulos vencerán los obstáculos, lograrán una vida completa y satisfactoria, entregándose así a una labor que los hace más parecidos a Jesús.
“Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes”.
—1 Pedro 3,15
El ejemplo de Jesucristo
Un discípulo debe orar, estudiar y obedecer la palabra de Jesús. El amor será la guía para el proceso, revelando en todo momento, la verdad y profundidad de Dios. Un discípulo entrega de forma deliberada su vida para el bien espiritual de los demás, así como Cristo entregó su vida para nuestro bien eterno.
Además, debe de conducirse con humildad, discipular es cuidar del alma de alguien con amor, un verdadero discípulo se acerca a los demás, creando relaciones significativas con ellos.
“Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás. La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”.
—Filipenses 2, 4-5
Discípulos cerca de nosotros
En diferentes pasajes de la Biblia, se hace referencia a comunidades e individuos que hablan sobre las obras de Dios, difundiendo y recordando a conocidos y a extraños la magnificencia y los milagros de Dios, sumando más y más fieles a nuestra Iglesia a través de los siglos.
Una especie de discipulado a gran escala, lo hacemos todos como Iglesia, al alabar y compartir la palabra de Dios, cuando leemos las Escrituras en grupos de oración, entonando cantos o sirviendo a nuestros vecinos, es decir, compartiendo los dones y amor de los católicos como cuerpo de la Iglesia.
Formas de compartir las nuevas
En palabras, obras y cantos como los siguientes. Además de que esta música ayuda a trabajar más en si mismo, el cual es el primer paso del discípulo.