El Evangelio en el IV Domingo de Cuaresma nos cuenta la parábola del hijo pródigo que pidió su parte de la herencia. Se fue de casa para gastar su fortuna, quedó en miseria y después de un tiempo de reflexión decidió regresar a casa de su padre, quien al verlo en el camino fue corriendo y lo recibió amorosamente.
Este tiempo de Cuaresma nos presenta dos claras enseñanzas en este evangelio. El primero lo podemos ver en nuestra condición de hijos pródigos. Muchas veces perdemos el camino, nos alejamos de Dios, y quizás—llenos de orgullo—decidimos vivir una vida desterrada de su amor y misericordia infinita. En ese tiempo de alejamiento experimentamos tristeza, soledad, división, oscuridad y apegos a cosas terrenales. También dejamos de ser misericordiosos, el cual nos lleva a tener problemas en familia y con todos los que nos rodean. Lo importante a pesar de la caída y alejamiento es buscar el encuentro genuino con nuestro padre misericordioso para poder reconciliarnos con Dios y los demás.
La segunda enseñanza de esta parábola es tomar la posición del padre que espera pacientemente con un corazón grande para perdonar y levantar al caído. Quizás varias personas nos han fallado, defraudado o lastimado en el caminar de la vida, y no hemos podido perdonarlas. Esta Cuaresma, en el Año de la Misericordia, puede ser diferente si decidimos amar y perdonar como Dios lo hace pacientemente con nosotros. Practiquemos la misericordia con todos sin importar sus errores y así creceremos más como seres humanos y viviremos un cristianismo mas auténtico.
Sugerencias de cantos para realzar el canto de su asamblea durante la Cuaresma y la Pascua
Javier Iván Díaz es un músico y compositor colombiano que ha estado componiendo música desde los 17 años. Actualmente, se desempeña como director de música en la Iglesia Católica San Francisco de Sales en Miami Beach, Florida, donde reside. Recientement, lván lanzó su primera colección con OCP, Honor y Gloria a Él.